ENSAYO
Sociología de
la educación
MEJORAR LA EDUCACIÓN EN MÉXICO COMO PEDAGOGO
Autor(a): Xochitl Avila Márquez.
Mejorar la educación es tarea de todos
y es una demanda generalizada en la actualidad, desde todos los sectores
sociales hacía las autoridades y los educadores, pero que implica también a los
mismos estudiantes, a los padres y representantes; así como a la misma
sociedad, quienes deben asumir responsablemente el reto de la educación.
La forma más sencilla, pero primordial
de participación de los padres y representantes consiste en el conocimiento del
proyecto educativo del centro donde estudian sus hijos. Este conocimiento les
permitirá participar en la educación de sus hijos, como auténticos
protagonistas de la misma, comprometiéndose con sus metas y configurando un
clima familiar coherente para su alcance de acuerdo a las líneas del proyecto.
La
responsabilidad de la familia en la educación de las futuras
generaciones, la participación y colaboración de padres y representantes debe
ser más activa para lograr los objetivos de formación de sus hijos. Actualmente
no hay la suficiente coordinación, trabajo cooperativo y acuerdo en cuanto a
objetivos entre el profesorado y las familias.
Quiero enfocar este espacio muy
específico en el que se mueve un maestro; es decir, aquellos aspectos con los
que su persona tiene relación directa, por ejemplo, su preparación profesional,
en el salón de clases, su compromiso con sus alumnos, su trato con sus
compañeros de trabajo, su relación con los padres de familia, su vínculo con
las autoridades del lugar donde labora y sobre todo la amorosidad con la que
realiza su praxis docente.
La educación en México es un factor muy
importante dentro de la sociedad ya que los niños y jóvenes que están en edad
escolar en este momento son el futuro de México y de ellos depende el progreso
de nuestro país.
Lo que el gobierno busca más, para
mejorar la calidad educativa, es la inversión en el sector educativo pero este
no solo depende del dinero invertido sino también de la motivación,
reconocimiento, etc; otro factor para su desarrollo es la familia del niño o
joven. Se cree mucho que con una mejor educación, las desigualdades sociales
desaparecerán, que para los pobres habrá mayores oportunidades, mejores
condiciones de vida, que gracias a la educación nuestro país se desarrollará en
todos los ámbitos pero por desgracia los modelos educativos que ha tenido
nuestro país no han ayudado en nada a estos puntos.
Según el análisis constante al que se
ha sometido el tema de la educación en México, puedo asegurar que a las
actuales y futuras generaciones de maestros, nos toca el reto enorme de tratar
de mejorar los aspectos negativos que se observan actualmente, tales como:
reprobación, deserción, bajo rendimiento escolar, rezago, etc.; estos problemas
pueden ser ampliamente discutidos, analizados y criticados, pero se necesita de
una reflexión profunda y de propuestas reales que nos marquen el camino a
seguir para no repetir los mismos errores y vicios del magisterio.
Todo lo que el ser
humano hace, o es capaz de hacer, es el resultado del aprendizaje. Enseñar es
instalar preguntas persistentes en la mente del estudiante, fomentar su
curiosidad y su inconformismo y brindarle herramientas técnicas, que el día de
mañana puedan permitirle vivir de su trabajo sin mendigar puestos ni hacer
concesiones morales. Al alumno debe
enseñársele cómo pensar, pero no qué debe pensar sobre cada tema.
Soy de las personas
que creen que en este mundo quien no es parte de la solución es,
inevitablemente, parte del problema y que, personalmente quiero estar ubicada
entre los primeros y no entre los segundos. La misión del docente es abrir
puertas y ampliar las posibilidades potenciales de los que lo han encontrado
para educarse.
Un maestro debe tener la plena
conciencia de que en un salón de clases se va a encontrar con una diversidad
formidable de alumnos, desde los más competentes hasta los que tengan algún
impedimento o discapacidad y no solo hablo del aspecto físico si no de posibles
diferencias sociales; representando esto, una desventaja muy marcada entre sus
demás compañeros y hasta cierto punto se pudiera considerar como una
injusticia, considerando que la educación básica debe ser para todos por igual.
Por otro lado, nosotros los maestros
tenemos un distractor en común, la lucha sindical, que sin ser mala en esencia,
la tomamos muchas veces como un estandarte para no desempeñar nuestra labor
utilizando ese tiempo para cubrir necesidades muy personales. Sin embargo, no
puedo ignorar que el atender esas situaciones sí repercute en la motivación de
nuestros alumnos en cuanto a su aprendizaje.
El aprendizaje y la motivación están
estrechamente ligados y es ahí donde la labor del docente se problematiza y
surge la pregunta ¿Qué debo hacer para motivar a mis alumnos en el salón de
clases? Antes que cualquier cosa nosotros como maestros debemos saber qué es lo
que queremos propiciar en nuestros alumnos y hacia dónde buscamos conducirlos,
para que a partir de ahí busquemos la respuesta a la pregunta planteada.
Otro aspecto muy significativo es
llegar con actitud positiva todos los días a clases y con toda la disposición
para escuchar lo que tengan que decir, que es mucho, a cerca de sus cuestiones
personales ya sea con sus amigos o familia y entorno social en que se
desarrollan, de esta manera podemos ubicar los posibles focos rojos para darles
el trato necesario.
Dentro del salón de clases debemos
estimular la participación activa de nuestros alumnos bajo ciertas normas y
promover entre ellos el respeto por la opinión de sus compañeros, la tolerancia
y la humildad para aceptar si no tienen la misma percepción de las cosas, la honestidad y la unidad para que
las actividades de grupo o de equipo surtan el efecto esperado. Todo esto nos
compromete y somos parte importante para llegar a una calidad educativa.
Con
todo lo anterior quiero resaltar que nosotros como docentes somos el elemento
fundamental dentro del proceso educativo y pienso que es de suma importancia
que valores nuestra actuación, por lo
tanto es indispensable que tomemos en
cuenta ciertos factores que nos facilitará dicha práctica, como el entorno
social en el que nos desarrollemos, los aspectos económicos políticos y
culturales, las propias condiciones del educando, la necesidad de una
actualización continua, entre otros.
Estoy también consciente que este no
es el único problema que enfrenta el sistema educativo en nuestro nivel ni en
nuestro país, pero siempre y en todo momento estoy convencido que los cambios
de mejoría pueden ser generados por el mismo profesorado.
El peso que ejerce el currículum
oculto en este sentido, provoca que los objetivos que realmente se favorecen
con la dinámica de la vida cotidiana que se fomenta en las aulas resulten contrarios
a los que de una manera intencional se pretenden.
Por lo tanto es de vital
importancia la formación de un cuerpo docente reflexivo, critico y dotado de un
gran bagaje teórico y práctico, capaz de planificar y desenvolver
deliberadamente propuestas curriculares que hagan que esa vida cotidiana que
tiene lugar en las instituciones escolares sea verdaderamente educativa y de
interés para el educando.
Con todo lo anterior el profesor
aparece como punto central y factor prioritario de la deseada calidad de la
enseñanza, dicho en otras palabras, el trabajo y las funciones que desempeña en
su labor docente son la clave que determinan el desarrollo del proceso
enseñanza-aprendizaje y a largo plazo la formación de la nuevas generaciones.
Es por eso que considero de que de
un tiempo para acá la actividad docente ha sido más supervisada y criticada,
pues se le observa como el profesional responsable de la naturaleza y calidad
del acontecer educativo en el aula, la escuela y la sociedad. Todo esto refleja
que la formación de este profesional de la educación es el eje de la
controversia actual.
No puedo dejar de mencionar que la
formación de los docentes es decir del profesorado en general ha dejado mucho
que desear y mucho más que criticar y este puede ser un punto fundamental que
ha provocado el deterioro de la imagen del profesor sobre todo en nuestro país.
Por un lado debemos mencionar que
las instituciones formadoras de los profesores en muy pocas ocasiones cumplen
con su función y el proceso de la formación se convierte en mero negocio,
quiero hacer hincapié que no en todas las instituciones sucede lo mismo, pero
si en una gran parte de ellas, por lo tanto considero que el mal funcionamiento
de estas reflejan también un deficiente funcionamiento de la instituciones
escolares donde estos subsecuentemente prestarán sus servicios, pues los bajos
niveles educativos adquiridos durante su formación impedirán una eficiente
práctica docente.
También se hace necesario señalar que
respecto a los profesionistas con estudios o carreras universitarias que no
cuentan con los recursos o conocimientos suficientes (en el ramo educativo) que
les imposibilitan un adecuado desempeño en el aula, y que para nivelar estas
desventajas se hace necesario la complementación de sus carreras con estudios o
cursos sobre formación de profesores (incluyendo los disciplinas correspondientes),
que al final le permita la combinación de todas estas herramientas y
conocimientos, que se refleje en mejores resultados de su desempeño.
Otro de los grandes problemas que
considero en el desempeño e imagen de la formación del docente, es que en el
momento de la contratación del profesorado, muy pocas veces se toma en cuenta
la capacidades de éste sino que esta actividad se ve mancillada por ciertos
vicios como los compromisos o bien porque se tienen que cubrir ciertos espacios
de manera urgente, pero esto da en que pensar que a las autoridades les
interesa cubrir una determinada cantidad de maestros en un área y muy pocas
veces se toma en cuenta la calidad de estos, que desde mi punto de vista esto
sería lo más importante.
Día a día las exigencias de la
sociedad en que vivimos no sólo cambian, sino que además van en aumento, una de
estas exigencias es la mejora en el aspecto educativo. La educación es parte
fundamental de la historia de un país, es la que otorga las bases para que éste
se desarrolle con calidad en todas las demás áreas: económica, política,
social, salud, cultural, deportiva, científica, etc. Un país que carece de un
eficiente sistema educativo difícilmente podrá destacarse en el mundo en que vivimos
y las consecuencias que la falta de la misma le traiga serán centro de
señalamientos.
Hombres y mujeres necesitan formarse
para participar en sociedad y resolver problemas de orden práctico, ésta es la
tarea de la educación. Durante años se ha trabajado por educar personas capaces
y competentes, pero aunque tenemos definido lo que necesitamos, debemos
reconocer que el camino es difícil y que es necesario que ésta transformación
se dé a fondo.
Si bien tenemos definida la meta a
alcanzar, ahora hay que reconocer el papel que tenemos como docentes para poder
llegar a ella. Uno de ellos es sin duda
aceptar que no debemos seguir usando una metodología tradicionalista ni
desempeñarnos con una mentalidad cerrada al cambio.
La educación necesita de maestros
que sean profesionales reflexivos y críticos en su quehacer educativo diario,
que tengan la capacidad de tomar
decisiones, autoanalizarse, actualizarse, evolucionar, entre otras muchas
cualidades que sean impulsoras de aprendizajes significativos en nuestros
alumnos.
Al final del camino, “las personas
no somos lo que tenemos, ni lo que pensamos, ni lo que decimos, somos lo que
hacemos”. Nuestros actos reflejan lo profesional o no que podemos ser.
Un maestro puede tener una larga
lista de formación académica, pero eso no lo hace ser un buen profesionista, el serlo se demuestra
todos los días, frente a sus alumnos. Un maestro no es aquel que al terminar la
normal ya cuenta con un título profesional que dice con letras bonitas su
nombre. Nosotros nos hacemos día a día, en el aula, es ahí donde realmente nos
formamos, en la realidad educativa y seguiremos creciendo como tal hasta que
decidamos retirarnos de los procesos educativos.
Es nuestra obligación tener respeto
por lo que hacemos, porque en nuestras manos está el futuro de nuestro país, y
aunque siempre nos enfrentaremos a obstáculos, hay que ser reflexivos para saber sortearlos, hay que ser críticos,
para reconocer lo bueno y malo de nuestro ejercicio docente.
También tenemos que aprender a ser
humildes, porque no somos unos sabelotodo, recordando que de nuestros errores
siempre podemos aprender. Ser docente no se trata sólo de enseñar, sino de ser autodidacta, tener disciplina y
responsabilidad, así como un gran respeto por lo que hacemos, porque no
trabajamos con objetos, sino con seres humanos, por ellos es que debemos ser un
verdadero profesional y de esta manera
pondremos nuestro granito de arena para poder vivir en un mundo mejor.
Para terminar, es preciso decir que
no importa cuántas reformas han pasado y falten por venir, si la mentalidad del
profesorado se resiste a cambiar porque le es más cómodo hacer lo que ya sabe a
permitirse nuevas formas de trabajo, entonces no lograremos un avance en los
aprovechamientos significativos de los niños, y por consecuente nuestro país
seguirá muy por debajo de niveles educativos eficientes.
No quiero ser una más de las que
observan, quiero ser una más de las que hacen algo por mejorar el proceso
enseñanza aprendizaje y ser promotora del cambio, necesito ser una verdadera
profesional critica y reflexiva de mi trabajo para poder lograrlo, tarea
difícil pero necesaria en los días que estamos viviendo.
BIBLIOGRAFIA:
Sociología de la Educación, editorial Trillas, 1998.
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