viernes, 23 de noviembre de 2012

ENSAYO: SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN.


ENSAYO

Sociología de la educación

 MEJORAR LA EDUCACIÓN EN MÉXICO COMO PEDAGOGO
Autor(a): Xochitl Avila Márquez.
 

         Mejorar la educación es tarea de todos y es una demanda generalizada en la actualidad, desde todos los sectores sociales hacía las autoridades y los educadores, pero que implica también a los mismos estudiantes, a los padres y representantes; así como a la misma sociedad, quienes deben asumir responsablemente el reto de la educación.

         La forma más sencilla, pero primordial de participación de los padres y representantes consiste en el conocimiento del proyecto educativo del centro donde estudian sus hijos. Este conocimiento les permitirá participar en la educación de sus hijos, como auténticos protagonistas de la misma, comprometiéndose con sus metas y configurando un clima familiar coherente para su alcance de acuerdo a las líneas del proyecto.

         La  responsabilidad de la familia en la educación de las futuras generaciones, la participación y colaboración de padres y representantes debe ser más activa para lograr los objetivos de formación de sus hijos. Actualmente no hay la suficiente coordinación, trabajo cooperativo y acuerdo en cuanto a objetivos entre el profesorado y las familias.

        Quiero enfocar este espacio muy específico en el que se mueve un maestro; es decir, aquellos aspectos con los que su persona tiene relación directa, por ejemplo, su preparación profesional, en el salón de clases, su compromiso con sus alumnos, su trato con sus compañeros de trabajo, su relación con los padres de familia, su vínculo con las autoridades del lugar donde labora y sobre todo la amorosidad con la que realiza su praxis docente.

        La educación en México es un factor muy importante dentro de la sociedad ya que los niños y jóvenes que están en edad escolar en este momento son el futuro de México y de ellos depende el progreso de nuestro país.

         Lo que el gobierno busca más, para mejorar la calidad educativa, es la inversión en el sector educativo pero este no solo depende del dinero invertido sino también de la motivación, reconocimiento, etc; otro factor para su desarrollo es la familia del niño o joven. Se cree mucho que con una mejor educación, las desigualdades sociales desaparecerán, que para los pobres habrá mayores oportunidades, mejores condiciones de vida, que gracias a la educación nuestro país se desarrollará en todos los ámbitos pero por desgracia los modelos educativos que ha tenido nuestro país no han ayudado en nada a estos puntos.



          Según el análisis constante al que se ha sometido el tema de la educación en México, puedo asegurar que a las actuales y futuras generaciones de maestros, nos toca el reto enorme de tratar de mejorar los aspectos negativos que se observan actualmente, tales como: reprobación, deserción, bajo rendimiento escolar, rezago, etc.; estos problemas pueden ser ampliamente discutidos, analizados y criticados, pero se necesita de una reflexión profunda y de propuestas reales que nos marquen el camino a seguir para no repetir los mismos errores y vicios del magisterio.

         Todo lo que el ser humano hace, o es capaz de hacer, es el resultado del aprendizaje. Enseñar es instalar preguntas persistentes en la mente del estudiante, fomentar su curiosidad y su inconformismo y brindarle herramientas técnicas, que el día de mañana puedan permitirle vivir de su trabajo sin mendigar puestos ni hacer concesiones morales.  Al alumno debe enseñársele cómo pensar, pero no qué debe pensar sobre cada tema.

        Soy de las personas que creen que en este mundo quien no es parte de la solución es, inevitablemente, parte del problema y que, personalmente quiero estar ubicada entre los primeros y no entre los segundos. La misión del docente es abrir puertas y ampliar las posibilidades potenciales de los que lo han encontrado para educarse.

         Un maestro debe tener la plena conciencia de que en un salón de clases se va a encontrar con una diversidad formidable de alumnos, desde los más competentes hasta los que tengan algún impedimento o discapacidad y no solo hablo del aspecto físico si no de posibles diferencias sociales; representando esto, una desventaja muy marcada entre sus demás compañeros y hasta cierto punto se pudiera considerar como una injusticia, considerando que la educación básica debe ser para todos por igual.

         Por otro lado, nosotros los maestros tenemos un distractor en común, la lucha sindical, que sin ser mala en esencia, la tomamos muchas veces como un estandarte para no desempeñar nuestra labor utilizando ese tiempo para cubrir necesidades muy personales. Sin embargo, no puedo ignorar que el atender esas situaciones sí repercute en la motivación de nuestros alumnos en cuanto a su aprendizaje.

         El aprendizaje y la motivación están estrechamente ligados y es ahí donde la labor del docente se problematiza y surge la pregunta ¿Qué debo hacer para motivar a mis alumnos en el salón de clases? Antes que cualquier cosa nosotros como maestros debemos saber qué es lo que queremos propiciar en nuestros alumnos y hacia dónde buscamos conducirlos, para que a partir de ahí busquemos la respuesta a la pregunta planteada.

        Otro aspecto muy significativo es llegar con actitud positiva todos los días a clases y con toda la disposición para escuchar lo que tengan que decir, que es mucho, a cerca de sus cuestiones personales ya sea con sus amigos o familia y entorno social en que se desarrollan, de esta manera podemos ubicar los posibles focos rojos para darles el trato necesario.
 

            Dentro del salón de clases debemos estimular la participación activa de nuestros alumnos bajo ciertas normas y promover entre ellos el respeto por la opinión de sus compañeros, la tolerancia y la humildad para aceptar si no tienen la misma percepción de  las cosas, la honestidad y la unidad para que las actividades de grupo o de equipo surtan el efecto esperado. Todo esto nos compromete y somos parte importante para llegar a una calidad educativa.

           Con todo lo anterior quiero resaltar que nosotros como docentes somos el elemento fundamental dentro del proceso educativo y pienso que es de suma importancia que  valores nuestra actuación, por lo tanto es indispensable que  tomemos en cuenta ciertos factores que nos facilitará dicha práctica, como el entorno social en el que nos desarrollemos, los aspectos económicos políticos y culturales, las propias condiciones del educando, la necesidad de una actualización continua, entre otros.

          Estoy también consciente que este no es el único problema que enfrenta el sistema educativo en nuestro nivel ni en nuestro país, pero siempre y en todo momento estoy convencido que los cambios de mejoría pueden ser generados por el mismo profesorado.

            El peso que ejerce el currículum oculto en este sentido, provoca que los objetivos que realmente se favorecen con la dinámica de la vida cotidiana que se fomenta en las aulas resulten contrarios a los que de una manera intencional se pretenden.

            Por lo tanto es de vital importancia la formación de un cuerpo docente reflexivo, critico y dotado de un gran bagaje teórico y práctico, capaz de planificar y desenvolver deliberadamente propuestas curriculares que hagan que esa vida cotidiana que tiene lugar en las instituciones escolares sea verdaderamente educativa y de interés para el educando.

            Con todo lo anterior el profesor aparece como punto central y factor prioritario de la deseada calidad de la enseñanza, dicho en otras palabras, el trabajo y las funciones que desempeña en su labor docente son la clave que determinan el desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje y a largo plazo la formación de la nuevas generaciones.

             Es por eso que considero de que de un tiempo para acá la actividad docente ha sido más supervisada y criticada, pues se le observa como el profesional responsable de la naturaleza y calidad del acontecer educativo en el aula, la escuela y la sociedad. Todo esto refleja que la formación de este profesional de la educación es el eje de la controversia actual.

           No puedo dejar de mencionar que la formación de los docentes es decir del profesorado en general ha dejado mucho que desear y mucho más que criticar y este puede ser un punto fundamental que ha provocado el deterioro de la imagen del profesor sobre todo en nuestro país.

           Por un lado debemos mencionar que las instituciones formadoras de los profesores en muy pocas ocasiones cumplen con su función y el proceso de la formación se convierte en mero negocio, quiero hacer hincapié que no en todas las instituciones sucede lo mismo, pero si en una gran parte de ellas, por lo tanto considero que el mal funcionamiento de estas reflejan también un deficiente funcionamiento de la instituciones escolares donde estos subsecuentemente prestarán sus servicios, pues los bajos niveles educativos adquiridos durante su formación impedirán una eficiente práctica docente.

          También se hace necesario señalar que respecto a los profesionistas con estudios o carreras universitarias que no cuentan con los recursos o conocimientos suficientes (en el ramo educativo) que les imposibilitan un adecuado desempeño en el aula, y que para nivelar estas desventajas se hace necesario la complementación de sus carreras con estudios o cursos sobre formación de profesores (incluyendo los disciplinas correspondientes), que al final le permita la combinación de todas estas herramientas y conocimientos, que se refleje en mejores resultados de su desempeño.

           Otro de los grandes problemas que considero en el desempeño e imagen de la formación del docente, es que en el momento de la contratación del profesorado, muy pocas veces se toma en cuenta la capacidades de éste sino que esta actividad se ve mancillada por ciertos vicios como los compromisos o bien porque se tienen que cubrir ciertos espacios de manera urgente, pero esto da en que pensar que a las autoridades les interesa cubrir una determinada cantidad de maestros en un área y muy pocas veces se toma en cuenta la calidad de estos, que desde mi punto de vista esto sería lo más importante.

            Día a día las exigencias de la sociedad en que vivimos no sólo cambian, sino que además van en aumento, una de estas exigencias es la mejora en el aspecto educativo. La educación es parte fundamental de la historia de un país, es la que otorga las bases para que éste se desarrolle con calidad en todas las demás áreas: económica, política, social, salud, cultural, deportiva, científica, etc. Un país que carece de un eficiente sistema educativo difícilmente podrá destacarse en el mundo en que vivimos y las consecuencias que la falta de la misma le traiga serán centro de señalamientos.

           Hombres y mujeres necesitan formarse para participar en sociedad y resolver problemas de orden práctico, ésta es la tarea de la educación. Durante años se ha trabajado por educar personas capaces y competentes, pero aunque tenemos definido lo que necesitamos, debemos reconocer que el camino es difícil y que es necesario que ésta transformación se dé a fondo.

           Si bien tenemos definida la meta a alcanzar, ahora hay que reconocer el papel que tenemos como docentes para poder llegar a ella. Uno de  ellos es sin duda aceptar que no debemos seguir usando una metodología tradicionalista ni desempeñarnos con  una mentalidad  cerrada al cambio.



           La educación necesita de maestros que sean profesionales reflexivos y críticos en su quehacer educativo diario, que  tengan la capacidad de tomar decisiones, autoanalizarse, actualizarse, evolucionar, entre otras muchas cualidades que sean impulsoras de aprendizajes significativos en nuestros alumnos.

            Al final del camino, “las personas no somos lo que tenemos, ni lo que pensamos, ni lo que decimos, somos lo que hacemos”. Nuestros actos reflejan lo profesional o no que podemos ser.

            Un maestro puede tener una larga lista de formación académica, pero eso no lo hace ser  un buen profesionista, el serlo se demuestra todos los días, frente a sus alumnos. Un maestro no es aquel que al terminar la normal ya cuenta con un título profesional que dice con letras bonitas su nombre. Nosotros nos hacemos día a día, en el aula, es ahí donde realmente nos formamos, en la realidad educativa y seguiremos creciendo como tal hasta que decidamos retirarnos de los procesos educativos.

           Es nuestra obligación tener respeto por lo que hacemos, porque en nuestras manos está el futuro de nuestro país, y aunque siempre nos enfrentaremos a obstáculos, hay que ser reflexivos  para saber sortearlos, hay que ser críticos, para reconocer lo bueno y malo de nuestro ejercicio docente.

           También tenemos que aprender a ser humildes, porque no somos unos sabelotodo, recordando que de nuestros errores siempre podemos aprender. Ser docente no se trata sólo de enseñar, sino  de ser autodidacta, tener disciplina y responsabilidad, así como un gran respeto por lo que hacemos, porque no trabajamos con objetos, sino con seres humanos, por ellos es que debemos ser un verdadero profesional  y de esta manera pondremos nuestro granito de arena para poder vivir en un mundo mejor.

           Para terminar, es preciso decir que no importa cuántas reformas han pasado y falten por venir, si la mentalidad del profesorado se resiste a cambiar porque le es más cómodo hacer lo que ya sabe a permitirse nuevas formas de trabajo, entonces no lograremos un avance en los aprovechamientos significativos de los niños, y por consecuente nuestro país seguirá muy por debajo de niveles educativos eficientes.

          No quiero ser una más de las que observan, quiero ser una más de las que hacen algo por mejorar el proceso enseñanza aprendizaje y ser promotora del cambio, necesito ser una verdadera profesional critica y reflexiva de mi trabajo para poder lograrlo, tarea difícil pero necesaria en los días que estamos viviendo.

BIBLIOGRAFIA:

Sociología de la Educación, editorial Trillas, 1998.

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